martes, 8 de enero de 2008

Mañas, vicios y costumbres

Han pasado ya cuatro años desde el momento en que los senderos de la vida me sacaron de mi casa; fueron mis estudios en ingeniería mecatrónica la razón para que eso ocurriera, y al cabo de tanto tiempo debo reconocer que son ya muchos los resabios, mañas, costumbres y vicios que he adoptado en la lejanía del hogar que me crió. Resabios como dormir a puerta cerrada con llave, mañas como caminar de noche, costumbres como tender mi cama cada mañana y vicios como no pegar el ojo hasta después de 1:00AM, son algunos de los cambios que puedo recordar e identificar en éste momento, sin embargo hay muchos otros, algunos incluso imperceptibles para mí.

Adorar la cafeína en cualquier presentación, convertirme en melómano, preparar comida a media noche, despertar siempre a las siete de la mañana con o sin despertador, usar Convers, ver las noticias del medio día, comer de todo, ir esporádicamente a misa dominguera de ocho de la noche, ser tolerante ante pensamientos diferentes o contradictorios a los míos y recientemente… escribir para éste blog son otras mañas pa’ mi manual de funcionamiento personal; sin embargo existe algo global, algo que abarca a todos esos hábitos adquiridos, algo que me identifica y que ya nunca podré perder, es una actitud y una aptitud, se llama Independencia, y hoy no sé si me asgo a ella, o ella a mi, pero nos aferramos como molécula inseparable.

Mi casa (o la de mis padres), nunca dejará de ser mi casa, pero siempre dejará de serlo cada vez más, volver a ella es siempre mas raro que la vez anterior, cada vez me siento más visita, cada vez menos anfitrión; y no por cuenta de ellos que quisieran siempre tener a sus hijos presentes, si no por ese hábito de independencia adquirido afuera, y que no admite ser amenazado, así sea por una simple pregunta de preocupación paterna: ¿Dónde estabas?, ¿Con quién estabas?, ¿A dónde vas?, ¿Con quién vas? Son preguntas que ya olvidé contestar; encontrar a tus viejos trasnochados por tu demora nocturna, es una preocupación que me dejó de preocupar; y definitivamente la rendición de cuentas dejó de ser mi fuerte. No significa que hagas cosas indebidas o que quieras ocultar, es simplemente el instinto de superación de tu independencia el que reacciona… el hábito de no tener ese hábito.

Me cuesta (y en ocasiones hasta me molesta) volver a los días de colegial, de explicación en casa, presupuesto público y olida disimulada de cuello al retorno de una tardanza nocturna… o diurna, si llegas al día siguiente; dice un amigo que el hombre es un animal de costumbres, y mis costumbres, debo admitir, son un poco mochileras, un poco irreverentes, un poco diferentes a las de mis creadores, y hoy como siempre… aventureras.

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